La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer ayer a Jerusalén como capital de Israel suscitó una ola de condenas en el seno de la comunidad internacional, incluyendo la de su gran aliado Arabia Saudita.
“Es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel”, declaró el gobernante en la Casa Blanca, considerando este paso como “condición necesaria para lograr la paz” y llamando a que la “calma y la “tolerancia” prevalezcan sobre el odio.
La declaración de Trump puso fin a siete décadas de ambigüedad diplomática de Washington sobre el estatuto de una ciudad que alberga los lugares sagrados de las tres grandes religiones monoteístas, y es reclamada como capital tanto por israelíes como por palestinos.
Aunque el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dijo que era “una decisión valiente y justa”, la medida tomada por Trump deja profundas dudas sobre el futuro del ya tambaleante proceso de paz en la región.
Para el presidente palestino, Mahmud Abas, Estados Unidos perdió su papel histórico de mediador de paz entre palestinos e israelíes, mientras que Hamas, el movimiento islamista palestino que controla la Franja de Gaza, dijo que Trump “abrió las puertas del infierno”.
¿Qué consecuencias habrá?
Arabia Saudita, un fuerte aliado militar y económico de Estados Unidos en Medio Oriente, “lamentó profundamente” la decisión del mandatario y lo instó a reconsiderarla.
“El Reino ya ha advertido de las graves consecuencias de una decisión tan injustificada e irresponsable”, señaló un comunicado del Palacio Real, citado por medios estatales sauditas.
Trump también anunció el comienzo del proceso de trasladar la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén.
El mandatario cumple así una promesa de campaña apoyada por los cristianos evangélicos y los votantes judíos de derecha, así como por los donantes de su campaña, pero sobre todo, dijo, marca el inicio de un “nuevo enfoque” para resolver el espinoso conflicto.
Sus predecesores, desde Bill Clinton hasta George Bush, hicieron promesas electorales similares, pero las desecharon al asumir el cargo.